domingo, 17 de julio de 2016

Querido:

Querido ser invisible: 
Testigo de mi sufrimiento. Tu me has visto crecer y envejecer, me has visto reír y llorar, gritar y jugar. Todos mis recuerdos, querido amigo, están escritos en tus retinas, esperando el día en que pueda volver a verlos. Espectador de mis ensalmos, de mis llantos y mi ira, de mis bailes y alegría.
Tú, fiel visitante en mis noches de ensueño, en mis depresiones y agonías. Tú, creyente en mis progresos y habilidades, consciente de mis errores y aciertos. ¿Vendrás algún día a verme? ¿Vendrás, al final de mi otoño, a llevarme al crudo invierno? ¿A la eterna blancura? ¿A la dulce muerte?

Querido espejo: 
Quiero disculparme, por todo el odio que te lancé. Aún me sorprende no verte agrietado, roto, destrozado por mis pensamientos, por mi odio, por mi asco, por todo lo que te recriminé y de lo que no eras culpable.
No puedo borrar el pasado, pero espero reparar aquello que rompí, con amor y cariño. Prometo no volver a acribillarte, nunca más, no volver a traicionarte, no volver a ver a un enemigo, donde estaba un amigo, donde estaba un aliado para enseñarme a quererme, donde podía aprender a no depender de los demás.

Querido cuerpo: 
Tanto tiempo odiándote, desde tan temprana edad. Tanto tiempo tratando de cambiarte, tanto tiempo en guerra conmigo misma. Tanto tiempo torturándote, tanto tiempo odiándome. Perdón por darme asco, por insultarte y herirte. Perdón por las dietas estrictas y las salvajes comidas, perdón por el martirio, perdón por la ansiedad y el estrés. Perdón por mi falta de autocontrol, del daño que te he causado, de dejar ganar a los impulsos, a la gula y la pereza, perdón por dejarte al borde del abismo, mientras mi alma caía al fondo. Perdón por renunciar a amarte, y perdón por despreciarte.

Ahora deseo quererte, deseo aceptarte, deseo conocerte. Deseo poder tener control, deseo que te veas sano y fuerte, deseo acariciarte y abrazarte. Deseo cambiarte a poquitos, sabiamente, y quererte en el antes, el medio y el después. Deseo gustarme, y deseo que gustes, deseo que seas feliz, y ser feliz contigo. Deseo que seas mi templo, y decorar hasta lo indecorable. Deseo adornarte, perfumarte, y adorar cada milímetro de tu imperfección. Deseo que seas fuerte, que alcances tus metas, y venzas tus miedos. Deseo escribir mi historia en forma de poesía y metáfora en tu piel, tatuar mis ideales en tinta negra y azul, y mis pensamientos en verde y rojo. Agujerear cada "ponte en pie" después de caer otra vez, y teñir de morado los momentos de grises y blancos.

Deseo ser quien soy, ni un poquito más ni un poquito menos, quererme con mis defectos y mis virtudes, y saber que si quiero, puedo cambiar, que nunca seré la misma que ayer, y que se aprende más de una derrota que de mil victorias.

No hay comentarios: