Mostrando entradas con la etiqueta Fantasía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fantasía. Mostrar todas las entradas

jueves, 3 de mayo de 2018

The way of the warrior

- I dont deserve you. I'm sorry. I'm a failure, and a disappointment. Maybe I should have never found you. Maybe it was the destiny of another child. I'm so sorry, Shokran. I don't even know what to do know. Is so hard to stop doing what I've always done... To start a new path. How ironic, a warrior failing and quiting.

- What are you saying, Aella? You're not a failure, you have never disappointed me, and no other elf could have found my egg, because I chose you, and you chose me far before we were even conscious about it. I know you better than anyone, and I know how hard it is for you to change, but you also know, as well as I, that you are capable of everything, and even if you find it imposible know, you will eventually succeed, because you're a warrior, you've always been, and you'll always be. Even if you fall from the highest mountain to the deepest darkness, even if it takes you years and you loose yourself completely. You will succeed. It is your destiny, as fighting is in your spirit. Remember that even the greatest warriors have failed many times, but, as you, they have never stopped trying. Keep trying, my beloved, even if you feel like you're doing worse. It is worse to not try at all, and your spirit would consume you, as it is not your nature. Remember, that I'm always going to be here for you, in your mind, deep in your thoughts. I know that you've always done things alone, but this is not a war for one. Come to me, every time you need it. I will be here, forever.

- Shokran...- I said with tears in my eyes. I felt like absolute shit. How could I be a warrior? How could I look up to my fellows, friends and allies, knowing that I was not able, yet, to control myself in this purpose?

- You'll look at them with pride and confidence, because they probable had dealed or are dealing with their own problems, and every problem deserves to be taken seriously, no matter how stupid it may sound or be. We all deal with problems. You, are no exception. But I love you as you are, with your problems, your ways and your moods. I still am, your live partner, part of your soul, your mind, and your spirit.- He said, and I could sense the intense love and trust he had on me trough our bond.

- I... I don't deserve that much love and trust...- I muttered.

- Aella, tell me. What's the way of the dragon soul warriors?

- Love. Fight. Control. Never surrender, never let rage control you, master your habilities, live the moment, defend those who can't defend themselves and teach the ways of harmony and peace. Fight for your ideals and your beloved ones. Don't stop, no matter if you're afraid, alone and hungry. With the effort and discipline comes the results and triumph. MASTER YOUR DESTINY. You're one with the world, and the world is one with you. You have all the powers you need to accomplish what you want, you only have to do it.- I said.

- That's it. We all have the power of creating our own destiny, we only have to do it. As dificult as it may seem, if you want it, it'll come, with time. Never give up, my beloved soul mate, and keep trying, my rider.- His voice started to sound in the distance, till I could only hear a whisper.- You are mine, and I am yours. Cause we are one. I will be waiting for you.

- SHOKRAN!- I shouted, tears running down my face. My soul mate, my friend, my dragon, my family. I looked at the sky, knowing he would feel me.- I will not disappoint you. Even if I have to fall and wake up again for a hundred years, I will master it, and return to you. I promise.

Meeting in the forest


Llego al bosque al medio día. Es un día idílico, ni frío ni calor, una suave brisa, un cielo despejado y el sol brillando en lo alto, con alguna nube ocasional tapándolo. Llego a mi pequeño refugio, acomodado entre las ramas de un gran árbol, y me deshago de mis botas, mochila, y ropa sucia por el aire de la ciudad. Suelto mi pelo blanco, y me pongo unos pantalones anchos y un top corto.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Avanzo por el bosque con los ojos cerrados y los pies descalzos. No me preocupa caerme o golpearme con algún árbol. Siento el bosque, siento cada pequeña criatura que vive en él. Puedo percibir el sol filtrándose por las hojas, y la savia subiendo por el tronco de los árboles. La vida en la ciudad es dura para alguien como yo, que necesita esta conexión para sentirse plena.

Todo el peso de la estresante vida diaria cae al suelo. Mis hombros se relajan, mis músculos se destensan. Mi cuerpo recupera la ligereza perdida tras respirar el aire puro y la magia de la tierra. Me dejo llevar y bailo por el bosque, trepando árboles, saltando piedras, chapoteando en riachuelos, perdiendo el sentido y encontrando sola el sendero. El arrullo de los pájaros me guían, pero no soy consciente de a dónde, hasta que percibo algo raro. Abro los ojos de repente, buscando la curiosa perturbación que siento. No es maligno, no es amenazador, es una magia cálida, de alguna manera, conocida, pero nunca había sentido algo así.

La sensación me lleva a un pequeño claro en sombra. Mis delicadas orejas ya han percibido sonidos. Una respiración tranquila, acompasada. Es una mujer. Su magia me lo dice, la tierra me lo grita. Es amiga. Los animales la rodean, y las plantas quieren acariciar su suave poder. Mis sentidos la perciben antes que mis ojos. No salgo inmediatamente, sino que me oculto entre la copa de los árboles, con sigilo, observando, curiosa.

Es una chica de largo y rebelde pelo rubio y no lleva nada más que una falda asimétrica marrón con tiras de colores y monedas colgando, y varios collares al cuello. La admiro desde la distancia, viendo como su magia juega con el entorno, lo acaricia, lo penetra. Lo absorbe y lo devuelve.

- Sé que estás ahí. Ven.- Dice con voz suave, girándose hacia mi escondite y sonriendo. Sonrío a mi vez, salto desde la rama en la que estaba, cayendo con delicadeza, y me acerco a ella. Tiene unos ojos llenos de salvaje libertad.

Me mira de arriba a abajo, su magia tanteando la mía. Una suave brisa se levanta, y forma un leve torbellino a nuestro alrededor, flotando en él las flores del almendro. Cuando cesa, ella se ha puesto de pie y está frente a mí.

- Me llamo Gaia.- Me dice, extendiendo una mano hacia mi corazón.
- Soy Aella.- Le digo colocando mi mano izquierda en el suyo. El tacto hace que nuestra magia reaccione, recorriendo mi cuerpo una especie de descarga eléctrica, agradable.

- Es curioso.- Murmuro.
-¿El qué?- Me responde.
- Tu nombre y el mío son ambos de origen griego.- Le digo mientras nos sentamos, y unos atolondrados petirrojos se posan en mi cabeza.
- ¿Y qué significan?
- Gaia significa Tierra, y en la mitología fue una titán que engendró a los principales Dioses del Olimpo. Aella significa Tempestad, y en la mitología fue una amazona que peleó contra Hércules cuando este quiso arrebatar a la Reina Hipólita su cinturón.
- Tierra y Tempestad, ¿eh? Me gusta como suena.- Comenta algo distraída.
- ¿Te he interrumpido con algo?- Pregunto.
- Oh, no, perdona. Cuando has llegado estaba limpiando mi energía. El contacto con humanos de la ciudad a veces puede ser perjudicial. ¿quieres unirte?
- ¿Un ritual de limpieza? Solo he oído hablar de ellos, ¡claro que quiero! No sabía que aún quedaba gente que poseía ese conocimiento.
Gaia sonríe.- Las brujas recordamos.



martes, 23 de mayo de 2017

El Susurro de la Arena: Prólogo


 Si alguna vez te arrepentiste de lo que hiciste, es que no escogiste bien. Aprende, experimenta, prueba, pero nunca, NUNCA, hagas algo de lo que te puedas arrepentir. Y si lo haces, míralo como una experiencia, un experimento, y no un motivo para arrepentirse y tirar todo lo bueno por la borda. Demasiadas almas hay ya corrompidas por los fantasmas del pasado, como para que sigas cayendo en la oscuridad. 

Levanta la cabeza, endurece el alma, protege tu corazón, pero no te cierres. Recuerda, que las barreras que creemos que nos protegen de los demás, en realidad nos encierran y nos alejan de nosotros mismos.

Nunca te rindas, persigue tus sueños, lucha, convierte tanto tu cuerpo como tu mente en un arma, transforma tus debilidades en tu fuerza, protege a los que no pueden protegerse a sí mismos, y, por encima de todo, no olvides quién realmente eres, por muchos papeles que interpretes. si alguna vez sientes que ya no sabes quién eres, será el momento en el que todo haya cambiado, el momento de empezar el viaje, de partir en busca de tu yo. Encuéntrate, aunque sea en las profundidades de la negrura, para resurgir como el ave fénix que resurge de las cenizas. Que ella te ayude en tu viaje, y nunca, nunca, pierdas la esperanza. 

Palabra por palabra, frase por frase, todas las noches recuerdos las últimas palabras de una persona muy querida para mí. Es el único recuerdo que conservo de ella y no pienso olvidarlo jamás. Esa oración es lo que me ha salvado tantas veces de la desesperación y lo que me ha llevado a ser lo que hoy en día soy. 

No soy un hombre amable, no soy un hombre cálido. A decir verdad, ni siquiera soy un hombre. Solo soy un chico con la vida destrozada, que consigue sobreponerse. Cada parte de mi cuerpo atestigua ese dolor, cada marca en mi piel narra esa historia incompleta, pues aún me queda mucho por vivir. Cada día me levanto con el dolor instaurado en mi alma, y cada día sigo adelante, transformando ese dolor, esa oscuridad, usándolo para darme fuerza. 

Hace ya casi once años desde la muerte de mi madre, allá, a manos de un sucio bastardo que se creyó con derecho a hacer con ella lo que quisiera. La dejó allí, abandonada, dejando que se consumiera en mitad del bosque, nuestro bosque. 

No era el primero que entraba en el bosque a buscarnos. Sé que lo que más anhelan los niños del mundo exterior es penetrar en el bosque y hallar a la hermosa muchacha de cabellos y ojos de miel, para llevársela a lo que ellos llaman civilización.  

Jamás lo lograrán, eso lo sé, porque esa hermosa muchacha murió entre mis brazos. 

LA mujer que me salvó de la muerte. No era mi madre, pero era lo más cercano a una madre que tuve jamás. Ella me recogió cuando me abandonaron, en una tierra remota de la que nadie a oído hablar. Estaba medio muerto, tiritando. Un bebé en medio de una casa destrozada al pie del bosque.  

Ella me cuidó, me enseñó, me alimentó y me educó. Fue mi madre, mi hermana, mi amiga. Solos, ella y yo pasábamos el tiempo. No había nadie más en nuestro bosque. Antes, me contaba en las largas noches de invierno, aquí había habitado un pueblo muy sabio, llamados los Valiun. Pero ya no estaban allí, decía con tristeza, los Valiun se fueron en busca de territorios más cálidos, en busca de nuevos bosques, nuevos valles. Ella fue la única que se quedó. Amaba tanto a su bosque, que nadie fue capaz de convencerla. 

Y sin ella, aquel bosque, que siempre había sido hermoso, cálido, alegre, se convirtió en el peor de los abismos. La música dejó de sonar, el viento comenzó a aullar, y cada rincón me recordaba a ella. El sol ya no brillaba. Solo, joven y triste, vagué durante días por el bosque. 

El día que me dispuse a partir, volvió la música. Habían pasado dos años desde su muerte. En esos dos años, había aprendido a sobrellevar el dolor, a vivir con él. Había madurado, me había fortalecido, había llorado y pensado mucho. Era hora de dejar ir, de buscar mi camino, de vivir, aunque fuese sin ella. 

La más triste canción élfica me acompañaba, mientras daba la espalda a mi hogar, mi bosque, y a la bella muchacha de ojos color miel, mi madre, mi hermana, que siempre estaría en mi corazón.