domingo, 30 de julio de 2017

Sin sentido

Hoy no busco frases banales ni retorcidos pensamientos envueltos en arrepentimiento y desesperanza. Hoy siento que quiero perseguir un camino desconocido, aprender a amar cada paso, a respirar cada fresco golpe de viento, a disfrutar del dolor de los músculos al caminar y a saborear cada instante de libertad.
Quiero que mis palabras fluyan como fluyen las de Shakespeare en cada uno de sus sonetos, que la cadencia guíe mi vida como una melodía de Mozart, y que la trama se enrevese hasta el desenlace, como en los libros de Jane Austen.
Porque no habrá otro momento, ni otro tiempo ni otro lugar, que el aquí y el ahora. Que el futuro es incierto y el pasado ya no vibra. Igual que hubo otros tiempos, otras eras, otros lugares, el mundo sigue cambiando. Y no va a parar a esperarnos, por mucho que quiera. La vida es un sendero con muchas bifurcaciones, es un laberinto y una carretera de una sola dirección. Es un precipicio que se abre a tus pies, un hermoso valle, es vida y muerte, es dolor y alegría, todo en uno y uno en todo.
Cuándo termina la vida y quién dice que se acaba. El refrán dice que la vida son dos días, súmale otros dos y se un gato.