martes, 4 de octubre de 2016

Trastornos Alimenticios: Mi experiencia

Hoy vengo a hablar de un tema delicado. No es un tema fácil, aunque a primera vista mucha gente piensa, "no es tan complicado". Pero creedme, lo es.

Hoy vengo a contar un poquito de mi vida, que quizás no os importe mucho, pero espero que leáis igual por si conocéis a alguien que pase por lo mismo que yo, y queráis ayudar.

Así que, sin más dilación, vamos al tema.

Trastornos alimenticios
 
 Sí, esa maldición que nos persigue. Da igual que seas leído/a hombre o mujer (aunque nos afecta a nosotrAs en mayor medida), es bien posible que en algún momento de vuestra vida hayáis pasado por esto. No es fácil, no es agradable. Y todo tiene un desencadenante clave. 

Normalmente empezamos a preocuparnos por nuestro peso siendo jóvenes. Yo recuerdo estar en primaria y compararme con mi "mejor" amiga, que era más delgada que yo. Me cogía la tripa, y la odiaba por existir. Y no debía tener más de diez años. Al principio era solo yo, mientras mi amiga insistía que yo estaba bien. Luego, fueron los demás. A los doce años, yo era la gorda, fea, gafotas de la clase. La marginada, la que no tiene amigos. Un blanco fácil. Se metían conmigo por estar rellenita, se metían conmigo por tener pelo en el sobaco, se metían conmigo por estar sola. Al año siguiente, me pusieron mi primer mote, "ballena". 

Recuerdo perfectamente el donde, quién y cómo. Recuerdo dónde estaba sentada, y sus caras al decírmelo. Recuerdo cómo se rieron. Recuerdo el dolor que me causó a mí esa palabra.

Luego me cambié de colegio y pasé al instituto, y allí durante dos años me dejé llevar. No me veía bien, pero yo iba a mi bola, y me daba igual. Luego, sobrevino lo que fue la mejor época que he tenido jamás. Primero de bachiller, mi año estrella. Centré la cabeza, hacía deporte diario, comía bien, estudiaba. Adelgacé bastante, y justo antes de empezar el verano, alcancé los 54 kg. Mi objetivo eran 52. 

Justo después de ponerme a dieta para seguir bajando, me fui un mes a Bordeaux, en Francia, para estudiar. Mi idea era mantener la dieta y el ejercicio. Supongo que es obvio que no lo conseguí. De hecho, no solo no lo conseguí, sino que volví con 6 kg más y un nivel de ansiedad que no conocía cuando me fui. Desde entonces no fui la misma.

Intenté volver a adelgazar durante el otoño de 2º de bachiller, y lo conseguí, más o menos, hasta navidades, en donde tuve que dejar las artes marciales porque estaba suspendiendo. Y fue empeorando paulatinamente. Empecé de nuevo a darme atracones, por ansiedad, estrés, gula... todo junto o una excusa de mi cerebro para escapar, no lo sé. Al acabar selectividad, había alcanzado el mayor peso que jamás había tenido hasta la fecha, 63 kg. Mi ánimo estaba por los suelos. Al final, mi madre me convenció para acudir a un nutricionista. empecé en julio, y al finalizar agosto, había bajado a los 60 kg. 

Y el círculo volvió a iniciarse. Me fui de viaje, primero a Amsterdam, y luego a París. Iba con amigos, y me lo pasé muy bien, pero volví y lo primero que me pasó nada más volver fue tener un ataque de ansiedad de caballo. La semana entera siguiente, la pasé encerrada en casa, sin poder ni querer salir, sumergida en una "depresión". 

Hace ni un mes de esos viajes. Sigo atracándome como antes. mi moral está por los suelos. Me veo horrible, me doy asco, soy incapaz de comprender cómo alguien podría mirarme y gustarle lo que ve. He alcanzado, de nuevo, el mayor peso que he tenido nunca. Estoy destrozada mentalmente. Sé que lo superaré, pero aún no veo cómo ni cuando. 

Para aquellos que estén leyendo esto y estén pensando, "buah, vaya exagerada, es tan fácil como no ir a la cocina." no es tan fácil. La gente se cree que lo hago premeditadamente, pero muchas veces llego con la idea de coger una manzana y desaparecer, y acabo con media cocina bajo el brazo, huyendo, agobiada por mi propio descontrol, a mi cuarto. Es un bucle, en el que es fácil caer. 

Antes de finalizar, quiero añadir que no tengo un TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria), solo síntomas, pero que me ha repercutido negativamente en muchos aspectos de mi vida. Debido a ello he llegado a autolesionarme o tener pensamientos autodestructivos. 

Así que, la próxima vez que veáis a algún niño/a, llamando gordo/a a otro/a, haced algo, porque es posible que tenga que pasar por algo semejante a esto. Es cierto que mis viajes hicieron mucho, pero mis problemas con no aceptar mi cuerpo tal como es empezaron allí, en el colegio, con niños que me hacían ver que estar gorda era sinónimo de feo y despreciable, y que si eras así jamás nadie te querría. 

A día de hoy aún no he sido capaz de borrar ese pensamiento de mi interior. Sigo asociando belleza con ser querida, y por eso sigo pensando que nunca he tenido, ni tendré en un futuro cercano, pareja. sé que es estúpido, y que no es cierto, pero eso es lo que tengo interiorizado desde enana. 

Así que, no dejéis que insulten a niñas pequeñas. No dejéis que asocien estar delgadas con ser bonitas, y por tanto queridas. No permitáis que pasen por todo esto. No permitáis que sufran esto. 

 (Dadle mucho cariño a esta entrada por favor, que me ha costado bastante subirlo, sobre todo por ser algo tan personal)


 

1 comentario:

M de Mujer dijo...

Cualquier comentario se queda corto si se compara contigo, con todo lo contado.
Has sido muy valiente y fuerte, lo has dicho de una forma bonita y reflexiva a la par que personal, has conseguido reunir todo esto en una sola entrada. Eres increíble.

Cuenta conmigo, lo superaremos, se puede.